jueves, 13 de octubre de 2011

Dos gravísimas denuncias




Por Hernando García Mejía


El miércoles 28 de septiembre, en el noticiero Caracol de la noche, hubo dos denuncias gravísimas pero archisabidas, pues demuestran cómo la burocracia estatal se dedica en buena parte a pasar el tiempo y a cobrar un salario no ganado.

La primera la hizo Sandra Morelli, Contralora General de la Nación, quien dijo, palabras más, palabras menos, que en el despacho a su cargo nadie hacía nada ni obedecía nada, o sea que debido a semejante anormalidad habría que suponer que la entidad sobra, pese a la responsabilidad y al deseo que tiene la dama de hacer las cosas bien.

La segunda provino, nada más y nada menos, que del ministro Germán Vargas Lleras. Hablando de los próximos comicios, recordó que el panorama era complejo ya que la percepción de un enorme trasteo de votos en diferentes regiones del país amenazaba con poner en peligro la seguridad, pulcritud y legalidad eleccionarias. Decepcionado con la justicia anotó, para rematar, que no obstante dichas evidencias no había en ninguna parte un solo proceso judicial al respecto.

Tales denuncias han debido alarmar a más de un ciudadano decente que aspira a que el país sea gobernado por los mejores, sueño que nuestra tradición chanchullera ridiculiza de antemano, dicho sea de paso. Detrás de tales movimientos de trashumancia electoral figuran, obviamente, los caciques políticos regionales y los grupos al margen de la ley, que siguen alimentándose y pagándose favores entre sí. Las cárceles están llenas de unos y de otros y las denuncias abundan. La maquinaria del vasto proceso corruptor no se detiene. No hay remedio en un país en donde los pícaros se multiplican como conejos.

Sin duda, los organismos de control electoral están haciendo lo suyo y se esforzarán por desactivar las redes tramposas, pero, aun así, no hay que descartar que algunos de los elegidos sean producto de sucias manipulaciones. En el Congreso habrá siempre nuevos personajillos indeseados legislando en causa propia y de sus tenebrosos amigotes.

Por eso,  cuando hace poco Juan Manuel Galán, un muchacho inteligente y promisorio, me recordó en Medellín que era congresista, yo le recordé, a mi vez, que estaba muy mal acompañado. Para empezar, por ahí andan el PIN, Corzo y más de un paraco camuflado.

Nadie duda que Santos está muy bien intencionado y tiene ministros brillantes y eficaces. Pero poner las cosas en orden después de los estragos del octenio purulento será tarea de titanes.

Broches

1. Satanizar siempre de alianzas con las Farc las marchas y desplazamientos campesinos es una maligna estupidez, herencia del uribismo. 2. Estoy estrenando blog. Visítenme en: amaneceryatardecer.blogspot.com


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